La primera vez que fui a Roma no cuenta. Primeramente, era estudiante, no tenía un peso literal, porque gasté absolutamente todo mi presupuesto llamando a un novio sin importancia, recién aterrizando en España- la primera parada de un viaje que organizaba la Universidad de Puerto Rico y que, por cierto, incluía 20 y pico de destinos en 30 días. Válgame Dios.
Menuda aventura explorar Europa sin un vellón y sin IPhone. Eran los noventa después de todo. Todavía tengo PTSD. Demás está decir que, el novio terminó conmigo y que ese fue el primer y último viaje en grupo que hice, no me vuelven a embaucar. Afortunadamente, el tiempo es buen amigo y la mente es poderosa…y con la excepción de la factura telefónica apocalíptica, ese recuerdo ya no paga renta en mi memoria.
Prefiero pensar que conocí Roma años más tarde, recién egresada de NYU junto a mi mejor amiga, Connie y mi rommate Cristina. Habíamos visto Only You, protagonizada por Marisa Tomei y Robert Downey Jr.--y no íbamos a descansar hasta encontrar nuestro propio Damon Bradley. Long story short, Connie lo encontró y se casó con él. Hay esperanza muchachas.
Pero volviendo al 2002, pocas cosas habían cambiado, seguía siendo una pobre estudiante con un préstamo en las costillas, pero con la salvedad de que nadie quería subirse a un avión después del 11 de septiembre, y las aerolíneas prácticamente regalaban los boletos. No había tiempo que perder. ¿Qué podría pasar?
Connie se encargó del hotel. Supe que estábamos en problemas cuando el taxista nos preguntó la dirección del hotel Alessandro y no la teníamos. No existía. Pasamos la noche entera buscando pensiones hasta que finalmente encontramos una donde las luces de la habitación se prendían solas. No dormimos esa noche aterrorizadas.
La situación mejoró al día siguiente porque nos hicimos amigas del club de bohemios noctámbulos tocando guitarra hasta el amanecer en las escaleras de la Plaza España—-juventud divino tesoro. Next thing you know corrimos a comprar el disco (¡¡¡CD!!!) de Tiziano Ferro first thing in the morning y no le dimos tregua.
Desde entonces he regresado a la ciudad eterna más de una vez, aunque, en honor a la verdad, Roma nunca ha sido mi favorita— Dios sabe que he tratado. No entraré en discusiones innecesarias. Nadie me tiene que convencer de que Roma es Roma. Roma no está en competencia con nadie porque al final del día nadie le puede ganar, Roma es grandes ligas, peso pesado…Es un tema muy mío…porque ya con Paris, MX y NY no me doy abasto para bautizar a otra ciudad como favorita.
Por eso este verano decidí dedicarle solamente 24 horas, no más, sin ninguna expectativa grandiosa, simplemente una pausa necesaria entre Sicilia y Porto Ercole, sin saber que me iba a obsesionar con ella…
Roma estaba decidida. No lo vi venir…Fue una revancha. Primero me sedujo con el hotel Locarno. Se acostumbra una rápido a la buena vida y fue duro levantarme de esa cama, muy duro. Luego me introdujo al café que no había logrado encontrar todos estos años, Marigold. Acto seguido, me consintió con carabineros y trufas en Al Moro, coqueteó con bucatini all’amatriciana y selló el pacto con el mejor lambrusco en Pierluigi. En el camino conocí los biquinis de Laura Urbinati y los vestidos de Atelier Bomba —y me perdí por calles inimaginablemente hermosas que colindan con Via Margutta. Me hubiese encantado pasar por Rocco y Pompiere pero estaban cerrados…un blessing in disguise…
No hubo museos, ni coliseo, ni tourist traps, ni Vaticano. No hubo iglesias obligatorias ni filas interminables por un gelato. A mi edad, no estoy para frescos ni ruinas. La carta de vinos, las almohadas y el menú del spa son lo más importante para mi. Me liberé.
Fue por eso que quizás me la disfruté tanto --y fue por eso que huí temprano en la mañana, sin corazón para decirle adiós y sin mirar atrás. Fue la decisión correcta con 100 grados farenheit asomándose por la ventana. Pero ahora entiendo a Fellini, a Yolanda Edwards y a todos los que un día dijeron de aquí no me sacan—nadie tuvo que explicarles lo que querían decir Los Del Río con darle a tu cuerpo alegría…Macarena.
xx
Jen