Mi vida cambió. ¿O comenzó? No lo sé. El punto es que--dejé de ser la misma hace exactamente dos años. Una noche cualquiera de febrero, donde no suele suceder nada lo suficientemente relevante como para convertirse en un parteaguas de mi historia personal sucedió algo inesperado: llegó mi valentino. Fue ahí, en ese instante, perdida en sus ojitos café, rendida ante sus encantos de pelirrojo irresistible, y adicta como nunca lo había estado, que conocí, como dice Pablo Milanés, eso que llaman amor—para vivir.
Lo bautizamos como Winston, Winston Theodore siendo más específicos, nos encomendamos a Dios y emprendimos camino, uno que esperemos dure muchos, muchos años. Tuve miedo. Scratch that- tengo miedo todavía, tiempo presente.
No miento cuando digo que no teníamos idea de lo que estábamos haciendo. Compramos un par de juguetes, una cama, un collar, dos platos, leímos algunos artículos en Google y llegamos a jurar que estábamos listos para la transición. No podía ser tan difícil, no era un hijo después de todo… JA, Ja, Ja. Adoptar no es para débiles de corazón. Fuimos ingenuos. Digamos que hay una razón por la cual no hay plantas, ni alfombras, ni cortinas ya en casa. Winston no llegó sólo. Con él se asomaron más de una docena de sorpresas, restricciones y ajustes que podrían resumirse, pero no se limitan a infinitas madrugadas, aprendizajes, entrenamientos, suyos y nuestros, desvelos - y un aumento en presupuesto sorprendente para un pequeño peso pluma en el que preferimos no pensar, porque al final ¿quién se atreve a ponerle precio a la felicidad?
La ingenuidad es un tema recurrente que se presenta en oleajes…sólo de esta forma podría explicarse que nunca se nos ocurrió que su llegada no solamente transformaría nuestras vidas sino cuánto.
Se adaptará a nuestras rutinas, dijimos. Y de cierta manera no estábamos lejos de la realidad, de hecho-- así es—-ahora…No entraré en detalles pero demás está decir que hubo meses duros, buscando un balance inexistente, replanteándonos todo, negociando, mi marido y yo, rayando en la manipulación, cuando ya han pasado meses desaprendiendo quienes fuimos antes de ser 3 y albergando el duelo que merece despedirse para siempre del buen dormir, de la independencia, de la espontaneidad, de la privacidad, entre otras cosas…
Pero el tiempo es sabio y lo acomoda todo en su lugar. Hoy, no sabría vivir de otra manera, es más, no querría. Pasaría mis días y mis noches en casa con él boba. Pero, como en todas las familias, alguien tiene que salir a trabajar para costear la vida del principito, su boarding en Blanco Veterinary, su flamante doctora Soleyl, su comida alta en fibra, además de su salón de belleza, sus juguetes libres de tóxicos y su yogur de oveja. En fin, uno siempre tratando de darles lo que uno no tuvo. Sí, de repente me escucho y no lo puedo negar, soy mi madre.
Y es que hay que repensarlo y ponderarlo todo, y no exagero, todo… hasta las vacaciones. Los que tienen mascotas saben bien de lo que hablo. Con tan sólo imaginarme sus ojitos tristes despidiéndose de nosotros muero de culpa. Tan pronto despegamos cuento los días para volverlo a ver. Es imposible no extrañarlo, si es mi sombra…
Y, aunque aún no encuentro el valor para cruzar el océano con él, y sé que se queda en buenas manos en mi ausencia (gracias Luigi) el efecto del desapego es real, así que intento nos acompañe en algunos viajes- empezando por Nueva York, nuestro segundo hogar, con la esperanza de llegar más lejos algún día. Advierto que requiere una logística de armas tomar modo KGB, CIA y FBI juntos en una misma asignación- pero vale la pena.
Así que, si usted está considerando viajar con su hijo de cuatro patas, este Rolodex es para usted. No le garantizo nada, cada familia es un universo, pero recuerde, en guerra avisada mueren menos y a caballo regalado no se le mira el colmillo, aproveche estos consejos para que sufran menos y gocen más.
Nueva York no es cáscara de coco, eso no es un secreto. Pero, a la hora de planificar un viaje de este tipo tenga presente lo siguiente:
-Hay ciertos elementos como por ejemplo—la plaga de ratas por doquier, la basura, el ruido incesante, el tráfico de personas- que debe tomar en cuenta para alejarse en la manera que sea posible. Mejor dicho, HUYA!
-Identifique la temporada, ni el frío extremo ni el calor extremo serán agradables para usted ni su mascota. Invierta en lo necesario, botines, abrigo, cosas por el estilo, pero no sea como yo, no se exceda.
-Identifique parques de perros limpios y con buenos reviews.
-Identifique con anticipación veterinarios 24-7 y tiendas como PetCo donde puede encontrar todo lo necesario para su mascota.
-Identifique un hotel que sea pet-friendly y que sus alrededores sean aptos para caminar a su mascota. No se vaya a Times Square por favor.
-Identifique un posible cuidador en caso de que usted esté indispuesto o necesite una mano extra en su viaje.
-Durante el vuelo, tenga a mano todo lo imprescindible para su mascota, desde alimento, hasta agua, su juguete favorito, manta, sus medicamentos, snacks, etc. Si perdiera su equipaje, al menos no se estresará más. Además, su mascota se sentirá mejor si su ambiente en la habitación del hotel simula lo más posible la familiaridad de su hogar.
-Tenga a su mascota debidamente identificada, micro chip, Air Tag, nombre, teléfono, dirección, tenga fotos actualizadas.
-Tenga a mano todos los documentos necesarios para viajar.
-Como consejo, sea el último en entrar al vuelo para que los pasajeros no lo exciten. Camine lo suficiente con su mascota, tome el primer o último vuelo, asegure haya hecho sus necesidades y evite alimentar a su mascota justo antes del vuelo.
-El primer día de viaje puede ser complejo para su mascota. Está en otro espacio y quizás no quiera ni comer, la paciencia será su mejor aliado. Usted conoce a su mascota.
-Verifique que cerca de su mascota en el avión no haya nada peligroso para él, me refiero a chocolate, pastillas, y hasta medias que dejan los pasajeros. Lo mismo en el hotel. Ojo con escaleras eléctricas y elevadores congestionados.
-Ojo con play dates. No todo lo que brilla es oro y no quiere que terminar con una visita en el vet.
-Ensaye
-Tome fotos de todo, de lo contrario, ¡no pasó!
Recomendaciones de hoteles pet friendly en Nueva York:
Yay, El parque privado de perritos es un sueño
Nay, es increíblemente oscuro, onda party en la noche, staff mega ocupado, cuestionable room service y demasiado cerca de Canal Street, lo que significa muchos estresores
Yay, La camita, los platos, los juguetes, codearse con Robert De Niro.
Nay, Encontrar áreas verdes en Tribeca y eso puede ser un estresor para su mascota
Yay, EVERYTHING! La cama, los platos, el menú perruno, Central Park a una cuadra, aceras limpias, más residencial, el staff altamente pet friendly, la flexibilidad de que la mascota se quede en la habitación siempre y cuando no sea disruptivo para los otros huéspedes.
Nay, NADA! Amamos el MARK! Quizás el lobby no es tan acogedor para estar con un cachorro pero no tiene importancia. El staff y el servicio compensan. Vale cada centavo.
Yay, Cerca del Madison Square park y Gramercy Park, precios asequibles
Nay, Too busy -all the time. Basic.
Por si tenían el pendiente, hay miles, miles de cachorritos esperando un hogar, listos para repartir amor. Si se anima, este puede ser el mejor San Valentín de su vida. No le aseguro una noche romántica, pero le aseguro que ya no volverá sentirse solo(a)…no podrá :)
Y, no es que no estuviésemos enterados, o que no le diéramos la importancia que merece…pero Winston abrió una fuente de empatía inmensa hacia sus parientes perrunos. Ayudemos a ayudar. Dios bendiga a los rescatistas.
¡Adopte! No se arrepentirá.