De los que te trajeron Can’t buy me love, te llega All you need is love
Tú hazme caso, saca la chequera. Te quedan dos días.
Al grano. Los que odian San Valentín seguro tienen una pareja de esas que no cree en Dios, ni en el matrimonio, ni en la vacuna anti-Covid y se lo adjudican todo al marketing. Puedo entenderlo. San Valentín se ha ganado una reputación de pocos amigos- pero vamos, no exageremos. Vamos a relajarnos. Poniendo las cosas en perspectiva... Cómo podemos odiar un día perpetuado por su protagonista—un personaje ficticio- con cara de niño como canción de Jerry Rivera en los noventa, y que por cierto, trabaja un sólo día al año- disparando flechas a lo loco. Por favor.
Siendo sincera, me encanta celebrar estas pequeñas pausas en el calendario y siempre estoy puesta para los embelecos: los míos y los de otros. Lo mismo parto un galette des rois en víspera de reyes que sirvo dumplings en año nuevo chino y me como una crepa en la fiesta de la Candelaria. Try me.
Antes de compartir mi vida con alguien, San Valentín fue sinónimo de largos maratones de Sex and the City—en CD claro, con mis grandes amigas. Demás está decir que daría lo que fuera por poder regalarme una de esas noches de carcajadas que sirven también de terapia, exorcismo y despojo. Pero el tiempo, cual valioso currency, es otro ejemplo de lo que el viento se llevó.
Afortunadamente, el viento también se llevó algunos regalos memorables como el arlequín que me trajo mi primer novio— pero nunca pudo borrar el primer viaje juntos a Nueva York, ni todas las cartas de amor que nos escribimos mi esposo y yo. Lo reconozco, I’m a sucker for letters. Esta cursilería se la debo a mi papá, que hasta el sol de hoy me envía postales como si no nos viéramos hace mil años y a Hollywood, claro.
No vengo a decirles que no hagan regalos de San Valentín. Calma pueblo. Todo lo contrario--vengo a decirles que tiren la casa por la ventana, es decir: que se esmeren con el papel y lápiz, que dediquen la canción (salvo que sea de reggaetton), que nombren la estrella y enfríen la champaña, que se bañen en perfume, que vean la película, que dibujen un corazón en la arena, que reciten el poema, en fin, que hagan el ridículo. No escatime. No sea tacaño. Total, el mundo se está acabando, sálvese quién pueda.
Créanme cuando les digo que no se dejen llevar por la letra de All you need is love…we need more, all of us. Aunque los diamantes de Tiffany, las trufas, los masajes, las rosas y las cenas de 4 cursos serán bien recibidas y muy probablemente bien reciprocadas esa noche, no habrá nada como entretejer una historia de un viaje que sólo ustedes dos, cómplices, conocerán y revivirán en los momentos más felices y en los más duros también.
Aferrarse a los buenos recuerdos, alimentarlos, es lo que nos mantiene vivos, en pie de lucha…Las ganas de regresar a ese hotelito coqueto donde fueron más jóvenes…esa mesita en el café francés, la(s) botella(s) de vino que descubrieron por accidente, el paseo sin prisa que olvidaron fotografiar, el atardecer que los cobijó después de una acalorada discusión y apaciguó las aguas, estrenar un vestido, decirle sí a la fiesta improvisada y el subsiguiente desayuno en la cama sin halo de preocupaciones es el paraíso mismo y urge inmortalizarlo como los álbumes de fotos en peligro de extinción.
Y es que, en los viajes, como en el amor, hay que abandonarse, hay que ceder, hay que creer, hay que negociar y cumplir, servir y dejarse servir, aventurarse y confiar, hay que perderse y encontrarse.
Si todavía no me creen, y se resisten al encanto de Cupido, allá ustedes. Pero les dejo estas peliculitas infalibles por aquí, y me retiro lentamente.
Felíz día del amor,
Xx
Jen
Caramel, Líbano
In the Mood for Love, China
Cinema Paradiso, Italia
Amour, Francia
Call me by your name, Italia
Closer, US, UK
Legends of the Fall,US
Pretty Woman, US
The last of the Mohicans, US
Marriage Story, US
Maldeamores, Puerto Rico
ps. Por si tenían el pendiente, el regalo para mi marido este año será un travel journal y es de Universo LUCA. Viene acompañado de un boleto de avión. De nada.